domingo, 13 de febrero de 2011

Otra vez tú Fromm... y Kundera ¡ah! y Borges

Hace ya algunos años la lectura de "El corazón del hombre" de Erich Fromm transformó rotundamente mi pensamiento. Los conceptos "biofilia" y "necrofilia", alejados de la significación de las filias sexuales y entendidos  como actitudes frente a la vida, hicieron que me diera cuenta de cómo actitudes en primera vista simples y superficiales encierran una significación más profunda en relación a nuestro pensamiento y acciones como seres humanos. La necrofilia y la biofilia se encuentran en todas las personas aunque siempre hay una en mayor medida que la otra. Como su nombre lo indica una ama la vida y otra la muerte; una lucha por vivir porque es bello y valioso, la otra quiere controlar y dominar la vida y los seres vivos; una busca el desarrollo de las capacidades creadores del hombre para mejorar su existencia, condición y buscar la justicia mientras que la otra pretende imponer el orden aunque esto conlleve la destrucción de la vida. Cuando la biofilia es mayor en el humano éste ama -sobre este punto volveré después- y crece, cuando la necrofilia es elegida, consciente o inconscientemente, la persona odia y busca la destrucción sin sentido, el control y dominio, la muerte de los demás y de sí.

Estas ideas de este filósofo alemán, perteneciente a la Escuela de Frankfurt, en su rama más psicoanalítica, me marcaron. Ya antes había leído "Sobre la desobediencia y otros ensayos" y "La revolución de la esperanza". El primero es una serie de ensayos entre los que resalto aquél en el que habla de la personalidad verdaderamente revolucionaria y la rebelde: ambas se excluyen mutuamente y sólo cuando las personas logren ser "verdaderamente revolucionarias" pueden ser libres y, por ende, luchar por la libertad. El segundo se encuentra muy ligado a la amenaza mundial de una Tercera Guerra Mundial en la que las armas atómicas terminarías con la vida de la humanidad. En esta obra Fromm analiza lo que es y significa la esperanza -la fe en algo que racional y objetivamente puede pasar; por lo cual uno lucha y combate y que además, se debe ser consciente que puede o no llegar a suceder en el lapso de nuestra vida y no por ello debe uno desilusionarse- y lo que común y erróneamente se piensa que es: la fe irracional, el esperar sin actuar y el falso radicalismo revolucionario.

Erich Fromm era un hombre convencido de sus ideas y postulados. Era un filósofo de la esperanza, tal y como la entendía, al mismo tiempo que era consciente del gran peligro que entraña y genera el desconocimiento del ser humano por el ser humano, lo irracional de su actuar y las formas destructivas que éste adopta. Cuando habla de la biofilia y la necrofilia menciona un aspecto muy interesante: la existencia de un "punto de no retorno" en la segunda. Cuando una persona orienta mayoritariamente su actuar y pensar hacia la muerte, lo mecánico, lo  violento y el orden irracional, éstos dominan ya la percepción del mundo y de sí mismo y, entonces, llega un punto en el que no hay vuelta atrás. Cuando esto ocurre la persona, aunque quisiera y se lo propusiera, ya no puede ver las cosas de otro modo y la muerte es lo único que busca y que significa algo para ella. Esto puede trasladarse a la humanidad y a otros ámbitos: cuando el daño es demasiado grave, cuando la destrucción se vuelve regla y norma, cuando el frío orden se encuentra por encima de la vida y el amor, el ser humano deja de ser humano y la humanidad se destruirá a sí misma ya que no habrá sabido orientarse correctamente.

Justo hace unos días compré "El arte de amar" de Fromm y al comenzar a leerlo recordé el porqué es hasta ahora uno de mis escritores favoritos. Considero que la lectura de este libro ocurrió en un momento muy adecuado para mí: el de encontrarme enamorado. Es también este momento en el que busco llevar bien este aspecto de mi vida y lograr compartirlo conmigo mismo, mi pareja, los demás y la vida en sí: son éstos los aspectos que toca Fromm y los cuales referiré rápidamente.

De acuerdo con Fromm el amor no es un sentimiento sino un arte, es decir no se posee sino que se desarrolla. Al ser un arte necesita dedicación, esfuerzo, concentración, práctica y "teoría". Destaca sobre todo que el amor debe ser una actitud frente a la vida misma, debe guiarla y ser un medio, el fin es el desarrollo de nuestra capacidades creadoras para lograr la armonía personal. El amor, entonces, debe orientarse a todo y todos: a uno mismo, a la pareja, a los padres, a los hijos, a las demás personas y a "Dios". Si uno no logra amarse a sí mismo no puede amar a los demás; si sólo se ama a uno mismo no puede amar a los demás; si sólo se ama a la pareja el amor se convierte en dependencia a alguien más. La forma que adopte el amor de los padres hacia los hijos afectará sobremanera la forma como éstos aprendan y experimenten lo que es amor, ya sea de forma creativa o destructiva. El amor a Dios tiene que ver no con un culto a un ente todopoderoso y castigador frente al cual uno se somete, tampoco con la creencia o la fe -como lo dictaba la lógica aristotélica- sino con la capacidad de identificar a este dios con la justicia y la equidad, tomarlo como un camino y actuar conforme a éstas, de forma consciente y por voluntad propia; por convencimiento. Esta segunda forma es apoyada por la lógica paradójica, desarrollada sobre todo en las culturas y religiones orientales, donde el pensamiento y la razón sirven en última instancia para darse cuenta que no son el camino para entender a ese "dios". Bajo esta lógica no importa la fe, la ciencia o la verdad, sino en actuar bien. En otras palabras, ser o no ser de una u otra forma no es importante, lo que vale es actuar correctamente, ser uno con el Uno ("dios") -o algo así, mis nulos conocimiento de lógica y filosofía me impidieron seguirlo al cien, además de las constantes burlas sobre ser "uno con el Uno"-.

¿Adónde iba con todo esto? ya no lo recuerdo bien, la lectura de "La tecnoanarcumbia del alien agropecuario" me distrajo...
¡Ah, creo que ya recordé! Todo esto iba a colación del amor.

Muchos años de mi vida, para ser exacto desde la secundaria y para ser honesto hasta hace muy poco, creí que tenía "mala suerte en el amor", que "eso no era lo mío", que "era el karma (police) por haber <<abierto>> de la nada a varias personas", etcétera, entre otras ideas. Recuerdo que antes quería estar con una persona (pareja, novia, chica, compañera, como gusten) para sentirme bien y ser feliz: quería encontrar en otro ser mi felicidad, ¡gran error! Me pasaba como a muchos: la persona que me interesaba no se fijaba en mí más que como amigo, o de plano ni le interesaba yo; la persona a la que yo le interesaba o no me resultaba agradable o sólo como amiga, o ni eso; mi inseguridad o mi falta de compromiso provocaban que encontrara alguna razón para alejarme de esa persona, para sentir que no "era la adecuada" para mí. Incluso también ocurrió que uno se "apendeja" en algunas ocasiones y pues las cosas no prosperan: "hay de todo en la viña del señor" (no sé de cuál don pero así va la frase). Es curioso cómo uno mismo, con ayuda de los demás y de los medios de comunicación, del status quo y del (sin)sentido común, adopta y se apropia de los estereotipos y creencias populares y aceptados sobre las cosas. Es sólo cuando uno realmente se interroga sobre uno mismo, ya sea que la idea le haya nacido a uno o provenga de algo que se leyó, se escuchó o enteró, cuando se puede romper la creencia y comienza el interrogamiento propio y personal, el auténtico, motivado por la incertidumbre y curiosidad de satisfacerse a sí mismo, de conocerse o comenzar a hacerlo.

Experimenté varios tipos de "relaciones", desde las formales, las ocasionales, las provocadas por el consumo de "drogas", por la necesidad de estar con alguien, por la soledad, por el momento, las que nunca llegaron a concretarse, las que rechacé, las que viví y corté abruptamente, las imaginarias, las inconclusas y hasta las que no existieron ni en mi mente. La situación que vivo justo ahora no la había experimentado antes, fue inesperada y sorpresiva, lo que no le quita ni un ápice de hermosura, energía y alegría. Sigo sin saber qué es el amor en sí -maldita sea esa necesidad occidental de tratar de conocer "la cosa en sí" y demás varientes que pueden incluirse después de "la cosa..."- pero pese a ello me siento enamorado y siento amor por alguien más, por mí, por los demás y por la vida, aunque no sepa muy bien expresarlo con palabras. Deseo fuertemente que mi actitud frente a la vida cambie, abandonar ese pesimismo desesperanzador que tanto me agrada y quizá modificarlo por un pesimismo esperanzador o una esperanza no tan pesimista... ¡algo asi! No es esto una elegía a la cursilería ni a que todo es bueno y bello, ¡no!, eso sería una idealización muy peligrosa. Más bien aspiro a ser consciente de mí y de dónde estoy, de mis capacidades y límites, mis deseos y aspiraciones y lo real que éstos pueden ser. Aspiro a comprender e interiorizar todo aquello que he aprendido, leído, intuido y hasta aconsejado sin siquiera yo ponerlo en práctica con la seriedad que se merece.

Asi pues el amor no es un sentimiento sino un aprendizaje, un camino y no un fin, un construir individual, de pareja y de conjunto. Es un conocimiento de sí y de los demás, es un abrirse a los otros y hacerse consciente de su importancia: es un nosotros donde cada individuo sigue siendo uno pero que permite y desea construir algo con las demás personas. Precisamente por eso me encanta la postura frommiana: no es un idealismo ni un pesimismo, es un hacerse consciente de la situación, de las opciones y sus consecuencias, de nuestro poder y al mismo tiempo de nuestra finitid y limitación como seres vivos que morirán quiéranlo o no y que, en mi caso, piensan que en la muerte termina todo, que no hay más allá sino puro acá. Quizá algunos me tachen por eso de pesimista,simplista y desesperanzador. Opino todo lo contrario. Si Kundera piensa que la vida no es sino un borrador o algo menor, ya que un borrador es el proyecto de algo que se presentará posteriormente, pero que en nuestro caso no hay un "posteriormenente" ni una "puesta en escena" (al menos para los que no creen ni en la reencarnación ni en la otra vida, ni en el eterno retorno) ni mucho menos la posibilidad de tener una referencia frente a nuestra vida con otra. No, eso no es posible. Se vive una vez y este continuo devenir limitado puede terminar en cualquier momento, la incertidumbre es lo único seguro, y puede que muramos sin haber hecho si quiera lo que deseábamos o queríamos. Por ello aunque la frase "vive este día como si fuera el último" pese a ser muy trillada es terriblemente cierta. Ni se debe vivir en el futuro ni en el pasado, el presente se diluye a cada instante; lo que nos queda es "el pasado como presente ya ocurrido" y "el futuro como presente por venir". ¿Que qué dije? Ni yo mismo me entendí -suele pasarme frecuentemente- y quizá por ellos la palabra más adecuada que encuentro para designar ese constante fluir de eso llamado tiempo es el verbo devenir, cortesía de mi amiga Ale frezapatista. Devenir es un continuo irse haciendo, pues no estamos estáticos ni tenemos un fin ya predeterminado. soy de la idea de que consciente o inconscientemente, ya sea por voluntad u omisión, elegimos un camino, de acuerdo al momento en el que vivimos y en él y hacia él nos movemos. El camino no es único, hay una serie de otros que se atraviesan, se acercan y se separan, se interceptan, se van paralelos u oblicuos, avanzan y retroceden (si es que tales conceptos en verdad existen). Un camino puede llegar a un lado y otro a otro; puede que dos caminos similares lleguen al mismo "lugar" o que dos opuestos también, incluso puede que dos opuestos lleguen al mismo: la dirección no los excluye de lograr el mismo resultado por vías totalmente opuestas. Así es como interpreto "El jardín de senderos que se bifurcan" de Borges: no hay un camino único sino una simultaneidad de caminos que a su ves general otros caminos que pueden, antes o después, encontrarse y separarse. El punto es que ese camino sea elegido por ti y te permita hacer, hallar o vivir lo que quieres. Y si esto no afecta a los demás realmente, ¡pues qué mejor!

Sólo se vive una vez, por eso hazlo correctamente (lo que quiere decir de la forma que consideres como correcta, y si ésta te hace feliz, no daña a otros y sí los ayuda, ¡adelante compañerx!

Alors je vais vivre avec amour, l'amour comme chemin :D

martes, 28 de diciembre de 2010

Mercredi le 24 novembre 2010

Todo comenzó con la fotografía de una linda chica con lentes -es necesario, quizá, reconocer mi debilidad hacia la chicas que portan anteojos- y mi adicción al facebook. Más allá de los amigos en común y de la recomendación de "amistad" de dicha red social, la principal motivación fue la mera imagen de una chica linda con gafas. Primero fueron comentarios en las fotos, después en las publicaciones y así siguió todo hasta que comenzaron las "conversaciones" en el horrible chatsito del facebook. Éstas no eran ni profundas ni superficiales,  comenzaron como un simple "Hey, ¡qué onda!" y, para ser completamente sincero, me resultaban sumamente agradables: alegres, ocurrentes, simples e inusuales (pasaron por Liniers, una ponencia que di en el XXXIII ENEH y lo kafkiano). 


Yo no sabía casi nada sobre ella, excepto que teníamos amigos en común (los de Estudios Tropicales), que tenía novio y que -en palabras escritas de ella- yo le agradaba. Recuerdo muy bien un comentario de ella donde puso que no se imaginaba cómo era mi voz y yo le respondí que así era mejor. Es curioso lo que llegas a pensar sobre las personas que "conoces" en las redes sociales debido a lo superficial que éstas pueden ser, o a que sólo mostramos aquello que nos gusta o enorgullece de nosotros mismos, etcétera. El punto es que yo sabía que ella tenía una relación con alguien que parecía sólida y yo mismo me interesaba en una chica de mi escuela; no fue ése el momento en el que me fijé en ella, ése ocurrió tiempo después.


Me atreví a comentarle que sería agradable vernos un día e ir a la Cineteca y ella había respondido que sí pero la invitación y próxima salida quedó en el aire, no quedamos en nada. Los días pasaban y entre tarea y adicción a la internet por parte mía, la posible salida continuaba pendiente hasta que en una "conversación" ella sugirió que nos viéramos y yo gustoso accedí. No me imaginaba qué ocurría puesto que puede ser muy diferente la interacción cibernética a la real, vivencial. Incluso sugirió que me presentara con una rosa roja para que me identificara (sic), lo cual hizo que me riera bastante -lo cual no era extraño en nuestras pláticas-.


El miércoles 24 de noviembre de 2010 tenía dos clases en la escuela y encontrábame libre a eso de la 1 pm, lo cual me brindaba el tiempo exacto para llegar a las 2:30 a la Biblioteca Central, lugar donde nos veríamos las caras -y por qué no, el cuerpo también; el alma no porque no sé qué sea eso ni creo poseerla- Para no variar llegué tarde (bueno, ¿qué son 15 minutos?) y me acerqué un poco temeroso. Ella encontrábase sentada en el suelo, con un libro en sus manos y leía (o eso aparentaba sumamente bien). Estaba sumida en su lectura, y su imagen apacible concordaba con la de una biblioteca. Apartada, recargada en la pared y ensimismada en  la lectura, ésa era una imagen sumamente agradable para mí. Recuerdo que volteó a verme cuando me acerqué y entonces vi ese par de ojos (raro, ¿no?) tras los lentes. Me disculpé por llegar tarde -tiempo después me comentó que hablé con un tono "muy fresa" (jajajaja xD)-, me senté a su lado y comenzamos a hablar, bromear, platicar, romper el hielo inicial, la barrera de lo real comenzaba y no tardamos mucho en dejarla atrás.


Tras la incertidumbre de los primeros momentos, los siguientes fueron dándose -casi- por sí solos, las palabras fluían de ella hacia mí, de mí hacia ella y parecía, alguien que pasara por ahí bien podría haber pensado "estos dos se conocen de hace mucho", que éramos ya amigos, de ésos que pueden hablar de todo y de nada, cuyos palabras y gestos se han acostumbrado ya las unas a los otros. Fueron casi 4 horas de charla agradable y amena, no hubo silencios incómodos y el tiempo voló literalmente, incluso mi tarea, la cual según yo debía hacer pasó a segundo término y no la recordé sino hasta el momento en el que nos despedimos. Pero no me apresuraré ni adelantaré, que antes de eso ocurrieron hechos que alteraron el curso de las cosas, de nosotros y de otros. Por desgracia -para ellos- en este escrito no caben los otros.


Entre palabras que cruzaban el ambiente, entre risas que nos envolvían y entre pensamientos que poblaban mi mente, algo ocurrió: por algún comentario gracioso o alguna tontería comenzamos a reír como locos y poco a poco nos acercamos, tomé la decisión de hacerte cosquillas, lo cual era riesgoso pues no sabía cómo reaccionarías ante ello. Por suerte no te molestó y yo proseguí en la ardua labor de hacerte reír tanto como pudiera, tan buen resultado tuvo que un ataque de risa te poseyó y nos desternillamos hasta más no poder. Mientras esto sucedía, nos juntamos aún más y por instantes estuvimos abrazados y nuestros rostros cada vez más cerca uno del otro. Por mi cabeza, como un pensamiento, y en mi cuerpo como un deseo, surgió la imperiosa necesidad de besarte, de acercarme más a ti, de posar mis labios sobre los tuyos y disfrutarlo. Crear ese momento, el momento, un momento contigo. No tardamos mucho en volver a estar así de juntos y, entonces, ya no lo pensé sino que lo hice, me acerqué y te besé, me besaste, nos besamos. 


Después de besarnos, nos sentamos de nuevo juntos, en el suelo, y nos encontrábamos un poco desconcertados. Nos miramos y sonreímos, y entonces supe que todo iba bien. Platicamos un poco más y posteriormente volvimos a besarnos, y tras eso, más plática, risas, sonrisas. Algunas llamadas a tu celular provocaron que te alejaras un poco para hablar con privacidad y en esos instantes mi mente era un mar de pensamientos y, en alguna parte de mí, sentimientos y emociones encontrábanse en plena marea. Más tarde vimos la hora y nos percatamos de lo tarde que era, para ti dado que vives en el "fin del mundo real " (Izcalli), para mí ya que debía elaborar un capítulo de tesis para el día siguiente -ningún comentario, por favor, acerca de mi mal manejo del tiempo de los horarios de mis tareas, deberes e investigaciones-. Prestos estábamos a despedirnos cuando conocí por vez primera tu sinceridad, la cual hasta la fecha me agrada sobremanera. Me dijiste que ya habías terminado con tu novio y aunque yo, en ese entonces, me interesaba por alguien más, a partir de ahí, comenzaste a ser de mi interés. Empezaste a formar parte de mis pensamientos, de mis ideas, te transformaste en algunos de ellos y hoy, a más de un mes de distancia, sigues siendo ellos y continuas estando en mí. 


No me hubiera imaginado que la chica que conocí gracias al invento de Zuckerberg, la que agregué por lo linda que se veía (y ve) en su foto de perfil, por portar grandes lentes y el pretexto de los amigos en común, se convertiría en una persona sumamente importante para mí <3


Patricia Pamela, te quiero, me encanta conocerte y conocernos, quererte y querernos. Femme qui porte des lunettes grands, has hecho que crea en las casualidades. al menos en la forma en que lo hace Kundera en La insoportable levedad del ser, que conozca y experimente lo bellas que pueden ser si uno así lo quiere. La otra vez te decía que sería agradable reconstruir las causalidades, esas circunstancias que hicieron posibles que nos conociéramos y congeniáramos tan bien, y ten por seguro que lo verás próximamente por aquí. 


Te has ya alojado en mi ser y no queda más que vivir esto que hemos creado y compartir las alegrías y tristezas, los momentos y las ausencias, los sonidos y las palabras, las ideas y los seres. Es ésta una aventura, un camino -como lo mencionaste la otra vez- que hemos decidido recorrer juntos. Lo demás, irá dándose y lo generaremos nosotros. Je t'aime Patmela <3

 

sábado, 18 de diciembre de 2010

8994 jours de vie

Son las llamadas por teléfono a las 3 de la mañana -cuando uno olvida la hora que es y todavía tiene el cinismo de decir: "Buenas noches, ¿se encuentra Mitzi?", mientras escucha el tono de enojo de la madre al contestar una llamada que no es para ella sino para su hija de quién sabe qué sujeto-, el ocio madrugador, el reloj orgánico desajustado gracias a los ya años de desvelos, sin olvidar todo lo que traigo en mente, lo que me hace escribir esta entrada tras un tiempo de aparente silencio. Más de dos meses sin que haya sacado las cuestiones que me envuelven y agobian; dos meses de cambios y pensamientos, de decisiones y desajustes.

Ocho mil novecientos noventa y cuatro días de vida y es curioso cómo sólo algunos de ellos -y ni siquiera completos sino momentos que ocurren en uno u otro- son los que te hacen reflexionar sobre ti y lo que te rodea; lo que te ocurre y lo que provocas; lo que piensas y lo que es. Incluso lo que tú piensas que eres se enfrenta con lo que realmente eres -sin entrar en enredos ontológicos sobre el ser, c laro está-. Uno vive y no sabe bien qué debe hacer o si es que realmente uno "debe hacer algo" o "quiere hacer algo" de su vida o con su vida. Quizá Tomás -el personaje de Kundera en La insoportable levedad del ser- tiene razón cuando afirma que en el momento en que uno se quita la idea del destino, es decir del estar "destinado a hacer tal o cual cosa, uno logra tranquilizarse y -añado yo, olvidando la tragedia de Kundera- decidir o elegir de una manera más real, más verdadera, en el sentido de algo personal, aquello que quiere hacer. Sin olvidar que en cualquier momento nuestra vida -o el esbozo que ésta es- puede terminar: la incertidumbre del qué pasará choca fuertemente con las acciones que uno quiere o puede realizar.

El mundo cambia, la gente cambia, todo cambia...¿por qué no iba a cambiar yo?

martes, 26 de octubre de 2010

Elle me connaît déjà !!! (comme la chanson d'Austin TV bien qu'avec un petit changement d'un sens négatif à un positif)

No sé por dónde comenzar... este mes ha sido agradable y sorprendente: conocerte, tener que dar una ponencia en el ENEH, tener cita con Fernando Betancourt (espero que mi futuro asesor de tesis) y la noticia familiar que en diciembre -de nuevo nos cambiaremos de casa. Así que este fin de año trae buena pinta y ojalá así siga. Y si no es así... pues no habrá sido así y ya; aunque con esa cuestión de que lo única certeza que tenemos a ciencia cierta es la incertidumbre (o al menos esa idea le compré a Wallerstain, quien la sacó de no recuerdo cuál autor de nombre y apellidos complicado) la vida, al parecer, mantiene esa chispa de sorpresa, esa impredecibilidad que le confiere lo maravilloso y lo dramático a nuestra existencia (¡Ay wey! Ni yo me creí eso). Bueno ya, al final la vida no es sino aquello que decidimos que sea, de la manera que sea y con nuestra teleología favorita, sin olvidar el contexto que determinó nuestra percepción y aprehensión del mundo, así como la libertad que poseemos para, en última instancia (o la anterior a ésta, etcétera) elegir -por decisión u omisión- aquello que queremos o podemos querer, o deseamos querer o creemos desear. Sí, lo sé, me hago bolas, doy muchas vueltas y al final, digo poco o nada. En fin... el simple hecho de sacar esto que da vueltas en mi mente (si es que eso real y verdaderamente pudiera pasar) es placentero y relajante.

Ahora bien, volviendo con lo de conocerte, la frase que más atino para esta situación es la de "tú me haces sonreir". Y es verdad. Y no me refiero a la risa ante algo divertido (aunque es divertido estar contigo), tampoco a la burla (aunque nos burlemos a cada rato y me digas aborigen, criticón, extraño, posmoderno y desquitador), ni a la risa sarcástica e irónica sino a una sonrisa generada por la alegría de verte, estar contigo, escucharte, abrazarte, pensarte, escribirte, esperarte y más verbos que no recuerdo por el momento. Eso es lo que experimento cuando algunos de esos verbos ocurre: sonrío. Todavía más cuando estoy contigo. Aunque a veces esa sonrisa se torna en emoción y pena (en el sentido de nerviosismo, más vale aclarar). Pero así es, cuando tus ojos se posan sobre mí, además de observarlos y darme cuenta de lo bellos que son (bien que sur Le petit prince on disse que "l'essential est invisible par les yeux"), algo me ocurre, algo me recorre el cuerpo y provoca esa sonrisa -que ya varios me han señalado- y esa expresión tonta (dicen) en mí. Jajajaja.

Esos momentos que hemos pasado juntos me han gustado y gustan como no tienes idea. Verte de lejos, acercarte, con tu andar desenfadado, tus grandes y bellos ojos y con tu sonrisa característica, me genera una emoción verdadera. Después, cuando nos saludamos y abrazamos; cuando conversamos y bromeamos; cuando digo algo que te hace enrojecer y entonces tapas tu cara y/o te volteas. Cuando caminamos por la escuela. La vez que fuimos al cine e inventabas historias con los personajes; o los pésimos comentarios 'humorísticos' que hacía durante la película. Los chocolates que me has obsequiado y que han alegrado y endulzado viajes, clases y películas. Esos viernes, donde entras a las 5 pm. a tu clase de las 4:00, en los que el tiempo transcurre -literalmente volando- entre risas y palabras, abrazos y miradas, malos (a veces buenos) alimentos y buena compañía. Sin olvidar los mensajes recibidos y las frases leídas, esas 'conversaciones'escritas que duran horas hasta bien entrada la mañana; desvelos que se disfrutan despierto o en mis sueños. El olor que desprendes, que posees, que me atrapa y me invita a no separarme; tu voz de niña que con tanto gusto escucho y esa risa que contagia, a mí y al ambiente.

¡Ni qué decir de aquella vez cuando nuestros labios se juntaron, cuando respondiste tiernamente a ésa mi continua insistencia! ¡Pero cómo no hacerlo si al verte lo deseo, si al sentirte lo intuyo y al hacerlo yo vuelo! Y aunque ése sea sólo uno de los momentos a tu lado, de los recuerdos y experiencias que poseo, c'est l'un des meilleurs! C'est l'un des (comme dit la chanson de Folie à Trois sur les baisers) choses qui seulement a durée secondes mais elle a laissée en ridicul à tous les mots du monde! Bien que j'amuse tellement chaque moment avec toi Eliza. Je ne sais pas déjà ce que écrire plus... Il sont 4 hr. du matin et je dois partir dormir. Au revoir!


Et comme je t'avais écrit il y a un moment: Tu es si belle comme les étoiles et la lune que j'admire chaque nuit!


martes, 12 de octubre de 2010

Elle (deuxième partie)

Todo comenzó (bueno, no todo, sólo esto que escribo) una de esas noches en las que llego a mi casa y como buen adicto, antes de comer y cambiarme, prendo la compu y me sumergo en la 'vida virtual'. Parecía una noche cualquiera de messenger, facebook y leer blogs musicales en búsqueda de alguna banda que me agrade y escucharla hasta el cansancio. Una repetición más de esa rutina que he construido desde un tiempo para acá. No mentiré, no recuerdo mucho de ese día pero lo que no olvido es la solicitud de amistad que me envió y mi sorpresa al darme cuenta de quién se trataba. No olvido que observé algunas de sus fotos y después de constatar que sí era ella... la acepté.

Al principio no pasaron de algunos comentarios, una mini 'conversación' en el horrible chatsito del facebook y así fue durante unos días. Hasta que llegó el día en que me saludó en la escuela. Estaba leyendo en la bardita cuando de pronto vi que se acercaba hacia mí, no sé que sentí pero los nervios aparecieron y creo que hasta hice gestos extraños, jajajaja. Ella se acercó, me saludó y me dio una paleta -que ahora guardo junto al dulce de Austin TV- y también noté un poco de nerviosismo y extrañeza en ella: pienso que la primera vez que te acercas a alguien que no conoces, a saludarlo por primera vez, y sobre todo si se trata de alguien como yo, actuas con reserva.

Posterioremente, y gracias a un poema de Baudelaire, se dio la oportunidad de vernos y aunque sólo fue un rato corto, algo comenzaba ya, lo sabía, lo sentía. Incluso me atreví a leerle en mi mal francés 'Sed non satiata' y le regalé una copia. Caminamos un poco hasta la enfermería, donde se encontraba su (ahora ex) amigo, pues ambos habían ayudado minutos antes a una señora que tropezó, cayó y se lastimó. El encuentro duró poco y ella me dijo que debía irse, así que caminamos un poco más y los tres nos despedimos. Más tarde, en compañía de algunos amigos con los que fui al antro cultural y recreativo conocido como 'El Tercio', ocurrió una experiencia desagradable que no mencionaré porque no lo deseo.

De ese día a la fecha ha transcurrido poco más de una semana... y los momentos juntos han continuado. Me ha regalado un chocolate, ha compartido su tiempo, su humor, sus risas, abrazos y clases 'perdidas'. No me siento culpable de fomentar su inasistencia aunque sí un poco de las constantes desveladas... pero ha valido la pena, lo vale. No sé porque pero a su lado siento algo, me siento bien y pienso frecuentemente en ella. El viernes pasado pasamos 4 horas juntos que transcurrieron demasiado rápido. Han sido de esos momentos en los que te sientes tan bien, donde compartes, donde dejas de ser y existes por ti, para ti y para alguien más. Quizá exagero pero no lo creo, en verdad que no. Trato de ser sincero y expresar lo que siento y pienso. No sé cuál sea la reacción que genere este escrito en ella, pero quería y debía hacerlo.



domingo, 10 de octubre de 2010

Elle

Ya la había visto. Algunas veces la observaba pasar por los pasillos donde tomamos clases, en los alrededores de la escuela e incluso una vez coincidimos en el metro. En la clase que estábamos juntos me ocupaba de no aburrirme ante la avalancha de conocimientos de la cultura clásica, de molestar a mis 'compinches' y pasarla bien con ellos: elaborar dibujos 'vulgares', pintarnos mutuamente, salir a comprar dulces y compartirlos, platicar de todo -incluso de la clase en la que nos encontrábamos- y, hasta a veces, poner atención y apuntar como bestias para aprobar el examen (estábamos de oyentes y deber una materia de segundo semestre no habla bien de uno). En esos momentos no pensaba mucho en ella, pero fue ahí donde me di cuenta que ella estudiaba historia, que vestía 'peculiarmente' y ya. En ese entonces no había más.

Algo en ella llamaba mi atención pero entre el desorden de mi mente, mis amigos, otras chicas que igualmente me interesaban -al menos en mi mente-, la presión de algunas materias y las inquietudes de cualquier persona, la idea de ella sólo aparecía cuando la veía pasar, ya fuera de cerca o de lejos. Es curiosa la manera en que ocurren las cosas, o tal vez es únicamente el empeño humano de intentar explicarse aquello que le ocurre y además, por si fuera poco, otorgarle una significación, un sentido, un continuo e ininterrumpido camino que no cesa de seguir. Somos 'fans' de las teleologías, ya sea el destino, la voluntad divina, el karma, el 'así debía ser u ocurrir'. Mis pensamientos y explicaciones intentan ser causales, aunque la causalidad tiene necesidad de una causa primera que me es imposible determinar... (Sí, lo sé, ya me perdí, lo acepto: fin de esta pequeña gran disgresión narrativa).

Volviendo a lo anterior, recuerdo mucho la vez que nos encontramos en el metro, o que coincidimos en el mismo vagón -quizá coincidir sea exagerar porque recuerdo, aunque me apena un poco escribirlo, la seguí para estar en el mismo vagón-. Nos encontrabamos a una hilera de asientos de distancia, recuerdo mi nerviosismo y enseguida el impulso de sacar un libro y -según- leerlo para 'aparentar'. Jajajaja. Sólo fueron dos estaciones y sentía el impulso de verla y saludarla antes de bajarme, si no habría perdido una gran oportunidad... y así fue. Me levanté del asiento cuando el metro ya entraba a la estación y únicamente pude voltear a verla. La observe, mis ojos se posaron sobre ella y justamente en ese instante ¡ella volteó¡ Nos vimos unos segundos, los suficentes como para que me apenara todavía más y mi nerviosismo creciera. No sé si por suerte o desgracia, el metro llegó al lugar indicado en el que abre las puertas del vagón y me abalancé literalmente a la salida y apuré mi andar hasta que llegué al transborde. Y eso fue todo... o al menos eso creía.

Recuerdo igualmente haberla visto caminar en los alrededores del edificio. Generalmente ella iba acompañada de otros chicos. Estaba seguro de que ella 'salía o estaba' con un chico, pues frecuentemente la veía con él. Asimismo recuerdo que se juntaba con una chica que también se vestía 'como ella' y eso me parecía gracioso. Bueno...¡a mí qué no me parece gracioso!

Más allá de los escasos encuentros casuales en el salón de clase, o el verla pasar a lo lejos, no poseía más recuerdos o ideas sobre ella. La vida proseguía su curso, las situaciones se multiplican y uno vive y olvida, entierra y desentierra ideas y emociones de acuerdo a las circunstancias. Así funcionamos, o al menos así lo hago yo. Debido a mi pena de acercarme a hablarle a personas desconocidas, sobre todo si son chicas que me gustan, interesan y/o atraen, pensé que las cosas no prosperarían. Digo, hay miles de ideas, proyectos y planes que uno anhela y al final quedan en el olvido, relegados por las circunstancias impuestas por nosotros mismos y el fluir de las cosas. Ésta parecía ser una de esas experiencias destinadas a desvanecerse en el limbo de todo aquello que podría haber ocurrido y no acaeció... ¡pero no fue así!



Continuará...

Sur moi, l'amour et l'amitié

Éste es el primer 'post' que haré en este blog y seguramente a nadie le importe más que a mí... y está bien. Todavía no sé cuál será la línea que seguirá esta página, por el momento contendrá desde una especie de 'diario', la manera de lograr escribir algo más que las tareas escolares, las tesis que pronto comenzaré, ideas y pensamientos que traigo adentro, así como cualquier otra cosa, cuestión, tema o tópico que se me ocurra. ¡Total, este blog es mío y para mí! 

Tras esta pequeña justificación que nadie pidió pero que quería expresar, comienza pues el primer intento de lograr que mis diarias horas en internet sean más productivas de lo que son (jajaja).

Y sí, comenzaré con lo que ha acontecido últimamente en mi vida. Tras comenzar éste mi noveno semestre de ocho en la carrera (sic), de estar a punto de terminar el requisito del francés y darme cuenta de lo complejo que es; adentrarme en los caminos de la tesis y comenzar a temerle en serio; experimentar una especie de distanciamiento de algunas amistades y personas queridas para mí; sentir cómo he dejado escapar tiempo valioso y quizá otras muchas cosas que no recuerdo o no quiero escribir aquí, me encuentro en uno de esos momentos en los que se supone que una persona debe decidir qué hacer consigo misma o algo así, aunque la mera verdad, sigo sin saber que será de mí, bastante tengo ya con el ahora y el aquí como para saber qué diablos ocurrirá después.

En uno de esos constantes momentos en los que parece que sólo observo un punto muerto en medio de la nada, con la mirada perdidad y los audífonos en los oídos, escuchando alguna larga melodía que me gusta mientras me consumo un poco más entre el humo del cigarro, llega de pronto una marea de pensamiento que me golpea, me envuelve y no me abandona, al menos hasta que algún acontecimiento, persona o algo, me recuerde que estoy en la escuela, en la explanada del A-8 y que debo, de alguna manera, dejar de pensar tanto y actuar.

Una de las cosas que desde la adolescencia se ha convertido en una obsesión y/o trauma, fijación o necesidad, es la cuestión del 'amor' o eso que suele llamarse así. Supongo que por influencia del ambiente en el que me he desarrollado, la idea que me he creado de dicha cosa ha sido, quizá, demasiado romántica, idealizada, engañosa o superficial y en últimos tiempos, demasiado 'racional' (tal vez ahí radique una de las razones de tantos y tantas malentendidos frustraciones).

Además de lo penoso que siempre he sido, de los complejos que no he enfrentado y de no sé qué más razones, yo siempre he considerado que 'eso del amor y las relaciones afectivas/emocionales no es lo mío' (me cito de memoria y no me importa lo patético que pueda sonar dicha idea, más bien leerse, puesto que al menos ya he dudado de ella y he comenzado a cuestionarla y modificarla). Lo más seguro es que sólo haya sido mi mala disposicipon, mi ignorancia (tanto de mí como de los otros), como el simple transcurrir de las circunstancias, lo que me haya hecho pensar que 'tenía mala suerte'. ¡Patrañas, excusas, justificaciones! Es mucho más sencillo siempre culpar a algún factor externo, persona o circunstancia de lo que nos ocurre, pero no, no más, ¡no más!

He aprendido, o quizá comenzado a hacerlo, a conocerme a mí mismo, mi actuar, mis conductas recurrentes, mis idealizaciones, mis prejuicios, mis errores... He causado daño, lo sé, con intención o sin darme cuenta. Quizá el desconocimiento de nosotros sea una de las mayores causas de dolor y sufrimiento. Me vienen a la mente las palabras de un inventor quien decía que los errores no existían, más bien él había encontrado numerosas maneras de no lograr su objetivo, aunque había logrado otros (entre éstos quemarse las manos y descomponer muchísimos aparatos, jajaja). Seguramente en la vida real, dichas maneras de no lograr nuestros objetivos no nos generan tantas carcajadas como la imagen del inventor quemándose; todo lo contrario. Pero que sería de la vida sin todas y cada una de las aristas que la conforman, cada una necesaria para poder experimentarla, disfrutarla o sufrirla y poder compararla con su (cuasi) opuesta o contraria. Pues como dice la canción de Skalariak: "...sin la tristeza en esta vida las alegrías no tendrían valor...".

También deseo hablar un poco de la amistad, pues últimamente me han ocurrido experiencias insospechadas. Entre éstas, las que me han causado un poco desasosiego son aquellas en las que amigos que yo consideraba especiales, de ésos que cuentas con los dedos de la mano, se han alejado un poco: ya no nos hablamos ni vemos como antes, ni nos contamos o hacemos lo que tanto nos gustaba. Y esto no ha sido unilateral sino de ambos lados. Acepto que he descuidado un poco estas relaciones y la sensación de no contar o estar con estos seres querido ha sido un poco desconcertante. Aunque asimismo me ha servido para valorar a mis amigos y comprobar la solidez de los lazos que nos unen.

Por otra parte, en la FES he encontrado el cariño de 3 grandes personas que sin pensarlo, se convirtieron en pilares. Ellas me han escuchado, aconsejado, aguantado, comprendido y sobre todo ayudado. Y miren que soy una persona 'complicada' y un poco molesta, lo sé y admito. Me burlo en situaciones que no son las más apropiadas (y en general me río de mí y de casi todo), molesto y critico a medio mundo, rara vez me parece algo y demás detalles mios que quizá los que me conozcan se sepan de memoria. Pero independientemente de eso, y hasta me ha sorprendido, ha habido y hay muchas personas -hasta una maestra- que me han brindado su apoyo y alegría: con éstos platico, río, convivo, aprendo y paso muy agradables momentos. A todos ellos un gran y sincero agradecimiento. ¡Y qué decir de mis amigos de FFyL y el de la ENAH! He conocido allí a personas de ésas que son difíciles de hallar, que me han aguantado, comprendido, querido, estimado, escuchado y demás. ¡No sé qué haría sin todos estos seres que forman parte de mí! Je suis très remercié avec vous! 

Y prosigo con otra gran disgregación acerca de mí ahora, domingo 10 de octubre a las 3:56 am, momento y hora en que escribo esto. Para mí, si no estás bien contigo mismo, es muy difícil que logres estar bien con los demás y el mundo. Sé que todavía no logro ese estado de 'plenitud' que he buscado desde hace años, pero poco a poco, creo irme acercando a él. A veces se retrocede un poco (o mucho, depende), otras se avanza a pasos agigantados o pequeños; el chiste es que uno no permanece estático. Heráclito tenía razón: todo fluye, fluimos, nos transformamos. Por eso ante una de las preguntas más socorridas (¿qué haces?) respondo certeramente: devengo. Poco a poco vamos construyéndonos, depende de nosotros, los demás y nuestro entorno.

Bueno, creo que. como me ocurre frecuentemente, hablo de todo y de nada, mis constantes disgresiones y la maraña que conforma mis pensamientos debe ser organizada y moldeada, debe surgir un orden y éste es uno de los motivos de haber creado un blog. Así que cualquier persona (si es que llega a haber alguna que lea esto y le interese o llame la atención) que guste opinar, hágalo. Jajajaja. Muero ya de sueño y estas frecuentes desveladas, pese a todo lo bueno que conllevan, hacen estragos...

Y por si lo han notado, sí, soy un traumado del francés; incluré referencias a grupos musicales, autores y obras que no conozcan, no les gusten o les den igual. NO ME IMPORTA. Ya, de nuevo creo que divago sin un fin determinado, y tienen razón quienes han revisado mi proyecto de tesis: ¡deja de justificarte! Y sí, lo haré, llevo trabajando en eso desde que me lo mencionaron, así que no esperen más de esta mala verborrea autojustificativa. Sé lo que escribo y por qué lo hago; sólo espero que las futuras entradas sean un poco más interesantes, tanto para mí como para los (ahora y seguro después será igual) inexistentes lectores.

À bientôt!